
Desde finales de Marzo los productores comenzaron a analizar la siembra de cultivos de invierno 2022/23, que se está iniciando. Se proyecta para la campaña 2022/2023:
La situación macroeconómica compleja se fundamenta en una gran incertidumbre política y social, principalmente en el acceso a la energía y el alimento.
Existe una respuesta económica al enfrentamiento bélico Rusia-Ucrania porque este evento coyuntural repercute en problemas de logística, relaciones insumo/producto más ajustadas, menor provisión de granos y un incremento en los precios en consecuencia. Sin embargo, la expectativa es de precios sostenidos en el corto-mediano plazo. Esta realidad puede cambiar por múltiples efectos, como la duración de la guerra. Sin embargo, expertos afirman que el mercado de trigo es estructuralmente sano y los números parecen acompañarnos. Si aislamos este año extraordinario para analizar el precio del trigo en el mercado internacional, a precios constantes este cultivo hoy está tomando un valor muy importante, el mayor en los últimos 35 años.
Principalmente resulta preocupante el aumento en el precio de los fertilizantes porque esto afecta en que por más que tengamos buenos precios internacionales, la relación insumo/producto se dificulta y esto modifica el comportamiento del productor, por ejemplo en la elección de cultivares.
Te veníamos contando en la publicación anterior sobre “La Niña” y que estamos tendiendo hacia un sistema neutral donde en nuestro hemisferio provocaría precipitaciones normales, bien distribuidas en el tiempo.
La reducción de la oferta de los principales exportadores aumentaría el precio internacional del cultivo, como expresa el punto 2.
Como conclusión, podríamos decir que de mantenerse este esquema no parecería que fuera a haber una caída en los precios internacionales pero que aún así el futuro cercano es incierto y el contexto modifica la conducta de los productores.